
Hermanos Livonios de la Espada
1202-1237
Fratres militiæ Christi Livoniae


La alianza con Dinamarca, la intervención de Suecia y la conquista final de Estonia
Con la batalla del día de San Mateo ganada por los cruzados, los ataques a Läänemaa se reanudaron en 1218 con renovado ímpetu, lo que llevó a los estonios a pedir la paz y aceptar el bautismo. A su vez, Jarva también la paz a Riga. Quienes no cejaban en su intención de combatir a los cruzados eran los habitantes de Saaremaa quienes realizaron nuevos atques contra el territorio livonio de Metsepole.
El final del verano traería al territorio estonio a los ejércitos de Pskov y Novgorod, quienes buscaron el apoyo de los estonios para combatir a los alemanes, sin embargo la herida de la batalla de San Mateo aun estaba abierta y se recordaba la ausencia de los ejércitos rusos que habían prometido pelear a su lado. Por este motivo, los príncipes rusos no tuvieron ayuda de los condados estonios. Los ejércitos alemanes y rusos se enfrentaron cerca de Paide, la defensa fue efectiva, pero los rusos pudieron desviar su avance hacia el sur y atacaron las zonas de Sakala y Livonia, llegando a atacar también el castillo de Wenden aunque no pudieron capturarla. El resultado final para los rusos fue negativo y se retiraron nuevamente a sus ciudades.
En este tiempo, el obispo Albrecht tuvo que tomar decisiones, si bien los cruzados controlaban la mayor parte del territorio, los principados rusos seguían siendo una amenaza y el Rey danés Valdemar II quería expandir sus territorios al este, por lo cual Estonia estaba en sus planes. Por otra parte, el obispo seguía preocupado por la ambición de los caballeros ya que éstos deseaban mantener los territorios que capturaban, esto conspiraba con las aspiraciones del obispo quien también deseaba el control de los territorios. Por este motivo buscó aliarse con Valdemar II, junto al obispo de Estonia, Theodorich von Treyden, recurrieron a Valdemar y le propusieron una alianza para la conquista de Estonia. Las peticiones del Rey danés incluían areas que controlaban los caballeros, y si bien esto podía generar inconvenientes a futuro, los obispos decidieron aceptar para inclinar la balanza de poder en contra de la Orden.
Por su parte, la Orden estaba decidida a terminar con los estonios de Saaremaa y emprendieron un nuevo ataque en el invierno entre 1218-1219, ya que había sido muy frío y aprovecharon que el mar estaba congelado para cruzar y realizar el ataque. Sin embargo, el frío y el viento conspiraron en su contra y muchos sufrieron el congelamiento de sus extremidades, entonces en la desesperación se detuvieron en la primer aldea que encontraron, pasaron la noche y algunos decidieron atacar a los locales, los asesinaron y robaron el ganado. Se decidió entonces no continuar el ataque, se persiguió a los fugitivos y luego de capturarlos, los llevaron a Riga.
En 1218 se definió la participación de Dinamarca en las cruzadas en el Báltico, Honorio III planteó la invasión de Estonia por Dinamarca. En junio de 1219 Valdemar llegaba a las costas de Estonia junto a los obispos Albrecht y Theodorich, desembarcando en Lyndanisse, Revala. El ejército danes no encontró resistencia y los ancianos aceptaron el bautismo, evidentemente los estonios no esperaban el ataque de Dinamarca, quien además había llevado un ejército muy grande. Solo tres días después, cuando ya había comenzado la construcción de la nueva fortaleza, llegó el ataque de los estonios. Estos se habían estado preparando y cayeron sobre los daneses por todos los flancos y sorpresivamente, afortunadamente para Valdemar, el príncipe Vitslav de Rügen estaba separado de las fuerzas principales con su ejército y cayó sobre los estonios por la retaguardia, esto significó un gran alivio para sus ejércitos. En esta batalla, la leyenda dice que el obispo Anders Sunesen, orando al cielo, levantó sus brazos y los ejércitos estonios fueron rechazados, pero cuando el obispo se agotó y bajó los brazos, las fuerzas estonias avanzaron. Entonces los monjes que estaban con él le sostuvieron los brazos en alto y nuevamente se impuso el ejército danés, en el momento álgido de la batalla el obispo pidió una señal al cielo y allí apareció la Dannebrog, la actual bandera de Dinamarca. Los daneses entonces avanzaron y ganaron la batalla, en el campo quedaron miles de estonios muertos en el campo y el norte de Estonia estaba en poder danés.

Ilustración del obispo y la Dannebrog bajando del cielo.
Las acciones de la Orden continuaron a mediados de 1219 atacando constantemente a los condados de Virumaa y Jarva, los cruzados junto a sus aliados atacaron con tal constancia que llevaron a los estonios a solicitar la paz, como era habitual, los ancianos de ambos condados entregaron rehenes y aceptaron el bautismo. A principios de 1220 mientras marchaban contra el condado de Harju se toparon con un ejército que venía de Saaremaa, este ejército se dirigía a los pueblos convertidos para castigar a quienes se habían rendido, pero al ser sorprendidos por el ejército cruzado, fueron derrotados cerca de Kareda (en el condado de Jarva). Luego de la batalla, el ejército cruzado continuó su marcha y los habitantes de Varbola enviaron a sus ancianos para negociar la paz con los cruzados, se realizaron los pactos de rigor y se firmó la paz.
Ahora bien, durante estas conquistas se presentó un problema que no estaba previsto, la Orden se encontró con los cruzados daneses en el condado de Harju. Este encuentro planteó un problema, ya que los cruzados daneses reclamaban el derecho a las tierras conquistadas a los estonios en base al acuerdo que habían realizado los obispos Albrecht y Theodorich con Valdemar II antes de que éste emprendiera la cruzada, pero la Orden no estaba dispuesta a aceptar ese tratado y ceder sus tierras a los daneses. Si bien Enrique en la Crónica Rimada de Livonia dice que el bautismo llevado a cabo por los daneses era un "negocio falso" llevado a cabo solo para aumentar su influencia, la realidad es que, con los ejércitos de ambos bando avanzaban los monjes y sacerdotes y se realizaban los bautismos sin reparar en la delimitación de los territorios. Para remediar esta situación se acordó que Dinamarca se quedaría con Revala, Jarva, Virumaa y Harju, mientras que la Orden se quedaría con el resto de los territorios estonios, de esta manera los caballeros comenzaron a ocupar con sus propias tropas las fortalezas de Sakala y Ugandi, estableciendo a sus propios recolectores de impuestos y durante dos años no tuvieron mayores preocupaciones que la custodia de sus fronteras con los principados rusos.
Conocedor del éxito que estaban teniendo las campañas en Estonia, y deseoso de expandir allí también su influencia, Juan I Sverkersson, el Rey de Suecia, emprendió una campaña contra la costa de Läänemaa, en la ciudad de Lihula. Acompañado por el Jarl de Suecia, Karl Döve y por el obispo de Linköping Karl Magnusson, a principios de verano de 1220 conquistaron la ciudad de Lihula y comenzaron a recorrer el condado bautisando a la población y construyendo iglesias hasta que tuvo el control del condado. El Rey se retiró rápidamente de Estonia y dejó en la ciudad una pequeña guarnición, ya que tenía conocimiento de la derrota del ejército de Saaremaa en ese mismo año y el resto de sus vecinos eran alemanes o daneses. Sin embargo, el 8 de agosto Lihula amaneció sitiada por un ejército venido de Saaremaa y reforzado con guerreros del mismo condado de Läänemaa. En el transcurso de la batalla se incendió la fortaleza y se mató a casi todos los que intentaron huir, solo algunos llegaron a Tallin, el Obispo Karl Magnusson y el Jarl Karl Döve fueron asesinados en el combate. Los daneses enviaron refuerzos, pero llegaron cuando la batalla ya había finalizado y solo pudieron enterrar a los muertos. De esta manera se puso un rápido fin a los esfuerzos suecos en Estonia por los siguientes 300 años.
Envalentonados por su triunfo contra las tropas suecas, el único condado que aún no había sido convertido: Saaremaa, emprendió un ataque contra Tallin, el principal punto de poder de los daneses en Estonia. A ellos se unieron guerreros de Revala, Harju y Virumaa. Tras 14 días de asediar la fortaleza sin éxito, los estonios se retiraron del campo por la aparición de barcos daneses, los atacantes creyeron que eran refuerzos, o incluso el ejército real de Valdemar y decidieron retirarse. Los daneses respondieron a este ataque ahorcando a los ancianos de los condados que los habían atacado y duplicando o triplicando los impuestos que debían pagar a la corona danesa. Pero también debía ocuparse de Saaremaa, por lo cual emprendió una campaña contra la isla. Era el segundo intento de Valdemar contra Saaremaa (recordando aquí el primero), en 1222 entonces desembarcó en la isla y construyó un fuerte de piedra. Una vez allí, hizo un llamamiento a los Hermanos Livonios de la Espada y al Obispo de Riga para dividir finalmente Estonia, lo que demuestra el gran poder que había alcanzado Dinamarca en ese momento. Pero Saaremaa seguía siendo fuerte y habían aprendido a construir catapultas, basándose en las que encontraron abandonadas en los campos de batalla, entonces pusieron sitio al fuerte durante cinco días con la ayuda de diecisiete catapultas y obligaron a los defensores a abandonarla. Saaremaa obtenía una nueva victoria y envió un comunicado a los otros condados haciendo un llamamiento a levantarse contra los invasores. A su vez, en 1223 Valdemar sería apresado en Mecklemburgo, lo que debilitó su poder en Estonia que se preparaba para una nueva ofensiva contra los cruzados.